Hace unas semanas ya se comenzó a sentir de forma drástica el cambio de temperatura, incluso, el comienzo de las lluvias. Si no tomamos las precauciones adecuadas, podemos padecer el resfriado común, la gripe o influenza, la bronquitis, la faringitis y la neumonía, cuadros más frecuentes en esta estación del año y el invierno que viene.
Para la Organización Mundial de la Salud, «la gripe es una infección vírica que afecta principalmente a la nariz, la garganta, los bronquios y, ocasionalmente, los pulmones. La infección dura generalmente una semana y se caracteriza por la aparición súbita de fiebre alta, dolores musculares, cefalea y malestar general importante, tos seca, dolor de garganta y rinitis”.
Finalmente llega el frio otoñal, lo cual es sinónimo de una mayor incidencia de virus respiratorios causantes de resfríos y gripes que la mayoría de la población sufre a causa de los constantes cambios de temperatura.
Estos accidentes climáticos lo que hacen es afectar a nuestro organismo en momentos en los que las defensas son más vulnerables a causa de los cambios, lo que sin un cuidado adecuado pueden derivar en faringitis, laringitis, bronquitis y otras enfermedades más. En estos momentos es donde debemos poner más interés y controlar todas las variables para que el frío y los resfriados no nos pillen desprevenidos en otoño.
VACUNARSE:
Vacunarse contra la influenza es una buena medida de prevención, bastante eficaz para evitar las complicaciones. Sobre todo si se trata de los grupos de mayor riesgos, como niños y ancianos. Si tienes hijos entre 6 meses a 2 años vacúnalos contra la influenza. Además, se deben vacunar todos los adultos mayores de edad, personas con enfermedades crónicas y aquellos que así lo desean.
ABRIGARSE:
Los enfriamientos favorecen las infecciones virales y la aparición de síntomas relacionados, por lo que lo ideal es tomar resguardos a la hora de vestirnos si vamos a exponernos al frío. Las zonas de mayor pérdida de calor son la cabeza, el cuello, el tronco y las plantas de los pies. Intente mantenerlas abrigadas.
Es ideal usar varias capas de ropa para ir retirándolas durante el día, para así evitar la transpiración.
Además, en días de lluvia, preocúpese de que su ropa permanezca seca. Especialmente las capas en contacto con la piel. Si se humedecen o se mojan, cámbiese lo antes posible. Así evitará perder calor y enfriarse.
LIMPIEZA Y VENTILACIÓN:
Una de las vías por la cual se disemina el resfrío es el aire. Por lo tanto, en esta época es muy importante mantener limpios los ambientes, existan o no personas enfermas cerca. Lo ideal es ventilar los espacios, dejando entrar luz solar y rociando con aerosol desinfectante cuando se pueda.
Además, según estimaciones, un 80% de los gérmenes de la gripe están instalados en el hogar, por lo que se recomienda un programa de higiene personal que incluya desinfectar (idealmente con cloro) diversas áreas y artefactos comunes en la casa, como picaportes, controles remotos, puertas de refrigeradores, baños, entre otros.
CONTACTO DIRECTO:
No obstante, otras de las vías más comunes de transmisión de resfríos y gripes es el contacto directo, como saludar con la mano a alguien que se ha sonado previamente la nariz o que ha tosido. Por lo mismo, evite el contacto cercano con personas con tos y secreciones nasales.
En la misma línea, al toser cúbrase con las mangas o puños y no con las manos.
LAVADO DE MANOS: En relación con lo anterior, si tuvo contacto con alguien resfriado, o usted mismo lo está, lo ideal es lavarse las manos cuando pueda y portar siempre alcohol gel.
SOBRE LAS TOALLAS Y PAÑUELOS, IDEAL DESECHABLES: No comparta efectos de uso personal, como toallas, pañuelos u otros objetos que puedan facilitar el contagio. Además, si usted está enfermo, prefiera elementos de higiene desechables.
ALIMENTACIÓN, ALIMENTOS CALÓRICOS Y CON VITAMINA C:
Consumir probióticos es una buena forma de cuidarnos y prevenir los contagios, ya que aumentan nuestras defensas generando que nuestro organismo sea más fuerte frente a los virus.
Lo recomendable, también, es fortalecer nuestras defensas con dosis altas de vitaminas, particularmente Vitamina C, ingiriendo frutas que la contengan, jugos naturales, o bien, suplementos.
Conocido por todos es que la miel -o sus derivados, como la jalea real- puede ayudarnos a proteger, y aliviar dolores de garganta en fase inicial y la irritación.
OJO CON EL CIGARRO Y EL ALCOHOL:
Si se encuentra enfermo, lo recomendable es evitar el cigarro o, por lo menos, reducir su consumo, ya que este hecho puede agravar los síntomas.
El tabaquismo y el consumo de alcohol en exceso durante una enfermedad respiratoria -en combinación con el frío- reduce los mecanismos naturales de defensa de las vías respiratorias.
EVITAR AUTOMEDICARSE E IR AL MÉDICO:
En casos de presentar síntomas más avanzados -como fiebre alta, escalofríos, obstrucción o secreción faríngea-, es conveniente consultar a su médico, pues podría requerir antibióticos. A no ser que sólo necesite antigripales, no se auto medique.